Energías Masculinas y Femeninas: Una Trampa que el Nudismo Desarma


En el universo del bienestar, un concepto ha ganado terreno con un brillo engañoso: el de las "energías masculinas y femeninas". Se nos dice que ser empático y sensible es una "energía femenina" o que ser competitivo y resolutivo es una "energía masculina". A primera vista, puede sonar inofensivo, pero en realidad, es una neolengua que perpetúa los estereotipos de género más rancios. Y lo que es peor: es abiertamente dañino.

No basta con señalar que es un concepto pseudocientífico; es abiertamente perjudicial. Nos insisten en que ambos sexos pueden tener ambas "energías", pero la socialización de género no se elige. A las mujeres se les enseña a complacer y cuidar, mientras que a los hombres se les obliga a ser fuertes y a ocultar todas sus emociones excepto la ira. Este concepto, en esencia, es un "estereotipo con escarcha", que no hace más que reciclar el machismo y disfrazarlo de terapia holística. La American Psychological Association ha demostrado por años que las capacidades racionales y emocionales no tienen género; lo que sí tiene género son los prejuicios que nos inyectaron desde pequeños.

El Nudismo: Un Antídoto Contra los Mandatos de Género

Aquí es donde el nudismo se alza como un antídoto radical. La lucha no es cuestión de "energías", es cuestión de estructuras, y el nudismo, en su misma práctica, ataca esas estructuras de raíz. Al despojarnos de la ropa, también nos despojamos de los símbolos de los roles de género que nos han sido asignados.

En un espacio naturista, no hay faldas que prescriban feminidad ni atuendos que dicten masculinidad. No hay un mandato para que un hombre oculte su sensibilidad o para que una mujer oculte su fuerza. Al estar desnudos, nos enfrentamos a la verdad: somos simplemente seres humanos. Nuestras cualidades no son el resultado de una "energía" mágica, sino de nuestro libre desarrollo. La persona que resuelve problemas no lo hace por su "energía masculina", sino porque probablemente en su casa le enseñaron a ser una persona eficiente.

El nudismo nos obliga a ver al otro más allá de su género, a reconocer sus rasgos, sus tendencias y sus patrones de personalidad como lo que son: únicos e individuales. La empatía, la competitividad, la sensibilidad y la resolución no son atributos de un género, son cualidades humanas.

El nudismo no es un spa espiritual que vende un concepto "holístico" para esconder el patriarcado. Es un acto de conciencia y cuestionamiento tangible, muchos lo asumen como una forma de terapia o parte de sus procesos individuales que sana las heridas que el "capital estético" y la socialización de género han infligido. Es un camino para volver a creer que nuestra corporalidad es tan importante como cualquier otro elemento de la naturaleza, digna del mismo respeto y libre de ser juzgada por el control de un mandato.

El nudismo no es un complemento de estas supuestas "energías", es el polo opuesto. Es el espacio donde el cuerpo y la mente pueden coexistir en su forma más pura, sin etiquetas y sin la trampa de los prejuicios.


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